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A Thomas Chatterton(1752-1770)
Y tan pronto amanece,cada vez más intensa, la roja cabelleramana sobre su rostro.
(Encantadora curvala del cuello que emerge del entreabierto escote).
La arrugada blancura de la amplia camisamuestra el brazo que pende hasta el entarimadodonde, pálidamente,se fruncen, rotos, todos los poemas.
(La usada tela, tan lisa como el hombroque descubre, dulce resbala).
Excepto los papeles por el suelo esparcidosestá la habitación en riguroso orden:
incluso se acostó sin deshacer la cama.
(Parece muy cansado, tan minuciosamente,con tanta saña y con tanta penadesgarró cada línea de escritura...)
Ya desde el tragaluz desciende el ámbar.Se afilan y se encrespan los contornos y el color justo adquieren.
Y al fin sabe que, salvo la bocatan horrorosamente contraída,que salvo el tinte azul de sus mejillas ralas,el muchacho es hermoso.
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