en tus brazos,
silencioso,
soy como un niño en su
crianza.
Tú me guías con
templanza
y ya no soy temeroso
porque tu amor poderoso
vence cualquier
asechanza.
Hoy establezco una
alianza
con tu corazón precioso
y mi espíritu gozoso
prorrumpe en una
alabanza.
Mi enemigo, por
venganza,
pisotea lo ruinoso.
¡Me siento tan
angustioso
si contra mí se
abalanza!.
Como nave en lontananza
boga en mundo
tenebroso
mi alma, y en mar
tempestuoso
encuentro en ti la
bonanza.
Voy peregrino en mi
andanza
por camino
misterioso,
muchas veces doloroso
pero lleno de
enseñanza.
Y ahora mi amor avanza
por sendero
esplendoroso,
bello, limpio, luminoso,
sin deseos de
mudanza.
Tú quieres mi semejanza
con tu Hijo bondadoso,
pide el favor a tu
Esposo,
al Espíritu que
ensancha.
Ven, Corazón, sin
tardanza,
que tu hijo espera,
piadoso,
el fiel abrazo
amoroso
y la gracia que lo
alcanza.
Mi madre de la
Esperanza,
Virgen del Amor Hermoso,
ya no hay miedo, ya no hay
foso,
sólo hay amor y
confianza.
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