De Santa Ana y San Joaquínnació, del cielo, una estrella,una preciosa niñita,como una blanca azucena,vestida con luz de Sol,rondada por luna llena.
Sus ojos recién abiertostienen mirada serena,contemplan el infinitodesde su cuna-saleta;ojos misericordiososque piadosamente rezanpor los seres pecadoresque su intercesión esperan.
En su boca una sonrisaanuncia la primavera,en sus labios entreabiertosfiat de amor aletea.En silenciosa oraciónsu arrullo a la Altura llega,es magníficat del alma,la oblación a la Grandeza.
Está llena de la Gracia,el Creador la contemplay en su belleza purísimasu espíritu se recrea.Esta niña pequeñita,será una hermosa doncella,de castidad cristalinapara cumplir la Promesa.Es la esclava del Señor,humilde, en total entrega,y el Amor abre sus alaspara hacerla misionera.
Sus inocentes manitas,de misericordia llenas,ofrecerán el Rosariopara alcanzar, con sus perlas,la mansión predestinadapor su amable providencia.
Será su vientre el grialque albergará la Belleza,futuro de salvaciónque en un cuerpo de hombre llega.Niña Pura, Inmaculada,Niña de Dios, Niña buena,Niña de Gracia Divina,que Dios regala a la tierra;y será corredentora,abogada y madre nuestra.
Esta niña pequeñita,bella y celestial princesa,será, por su abnegación,Reina de cielos y tierra.Ella es hija de Dios Padre,del Hijo madre perfecta,del Espíritu es la esposay en la Trinidad se alberga.Por su humana lealtad,por su honestidad sin treguay por su perpetuo amor¡bienaventurada sea!
Emma Margarita R.A.- Valdés
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